domingo, 9 de mayo de 2010

Insurrección de las conciencias

3 de Abril de 2010
Si supiéramos a ciencia cierta el camino que hay que seguir para repensar nuestra realidad, no estaríamos otra vez caminando esta vereda con ustedes. Si las certezas fueran más que las preguntas, y las recetas abundaran por sobre las dudas, no sonarían nuevamente nuestra voces. Tal vez en buena parte, por eso esta sintonía con ustedes, oyentes, convertidos en hablantes, cómplices de este caminar por nuevas veredas.
Con Ezequiel estuvimos tentados de hacer un paseo por los acontecimientos más importantes de este tiempo en que no nos encontramos. Nos desalentó tal idea convencidos de aquello que expresaba Baudelaire: lo nuevo siempre nuevo, lo nuevo siempre igual. La historia vuelve a repetirse decía Cadícamo. Cambian los roles, algunas variantes secundarias en el juego, pero en el fondo la microhistoria, entregada al mismo, el mismo loco afán. Es que en nuestra coyuntura política varían los nombres de los actores pero el libreto en lo esencial parece un calco.
Sin duda en los últimos meses se ha acentuado el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición quedando montado un escenario maniqueo. La oposición al gobierno se ha vuelto tan grotesca, tan torpemente previsible, tan miserable, tan a la derecha de la derecha, que se hace difícil criticar algunas acciones del gobierno, o la ausencia de ellas, por miedo a quedar pegado, aunque sea por un instante, al discurso y práctica de esta oposición.
¿Es posible imaginar algo más burdo y canalla que Duhalde pidiendo que los militares garanticen la seguridad ciudadana y reclamando vivir en un país donde haya lugar para la gente que quiere a Videla y la que no lo quiere? ¿Hace falta a esta altura recordar que Videla es un criminal condenado por delitos de lesa humanidad?, ¿Y qué decir de Macri, pidiendo a los legisladores porteños que voten “algo inteligente y moderno” para referirse al inminente proyecto que busca prohibir los cuidacoches y limpiavidrios en las esquinas, y las manifestaciones con encapuchados? ¿Qué puede tener de inteligente o moderno el viejo truco de criminalizar la pobreza o creer que eliminando un síntoma se cura la enfermedad que precisamente ellos mismos producen con sus políticas de exclusión y sus propios grupos mafiosos? ¿Sirve de algo, vale la pena, apelar a categorías políticas para analizar a Carrió con sus penúltimos pronósticos de apocalipsis? ¿No son más adecuadas aquí las consideraciones psicológico psiquiátricas?
No los une el amor sino el espanto. El espanto de ser ellos mismos. El espanto de no tener la honestidad y el coraje de decir aunque sea media palabra en torno a la apropiación de la viuda de Noble. El espanto de ser los responsables de que en el senado el único acuerdo sea el desacuerdo, sistemático, gorila y porque sí.
¿Cómo es posible que ni un guiño, ni media palabra haya surgido de sus bocas ante el crimen de Silvia Suppo, ex detenida-desaparecida, testigo en el juicio contra el ex juez Brusa? Doce puñaladas para una víctima de la dictadura y la dirigencia política, salvo excepciones, y los grandes medios, ni siquiera dejan abierta la sospecha de un crimen político.
¿No resulta curioso que el acento de la crítica opositora se dirija precisamente a aquellas acciones del gobierno que apuntan a temas que tienen que ver con la equidad, la distribución de la riqueza? O sea, critican lo que está bien y se debería profundizar. ¿Por qué, por solo dar un ejemplo, no dicen nada acerca de los cinco millones de hectáreas en el norte y centro del país y las 600 mil personas afectadas por el llamado proceso de modernización de las agroempresas y la minería? ¿Nadie ve que los desplazados son campesinos pobres y pueblos originarios que resisten solos y como pueden los desalojos de sus tierras ancestrales?
Sin duda resultan conceptualmente preocupantes las afirmaciones del ministro Florencio Randazzo, declarando para en TN que si bien todos sabemos que el 70 por ciento o el 80 por ciento de la deuda es ilegal, debe pagarse. Pero, ¿qué lógica autoriza a esta oposición a tomar partido en un tema en el que históricamente fueron funcionales al saqueo y expoliación de un pueblo entero? Ciertamente, investigar la deuda fraudulenta, sería una forma más de reconstruir la memoria y revertir la filosofía de la dictadura y del desastre de los 90, del cual buena parte del gobierno y la mayoría de la oposición formó parte.

El adentro y el arriba están contaminados, los percibimos rancios. Son lugares viciosos que terminan haciéndonos reproducir lo mismo que pretendíamos rechazar. No hay otra, la realidad se transforma de abajo hacia arriba y del centro a la periferia. Transformar la realidad desde arriba y por el centro es como dar vueltas en una calesita: nos movemos, creemos que avanzamos, pero permanecemos en el mismo sitio. Los latinos llamaban idiota justamente a aquel que no podía dejar de dar vueltas sobre sí mismo. A eso parecen jugar muchos de nuestros dirigentes. Es necesario aprender a pensar de nuevo, a sentir diferente, para comenzar a ver la realidad desde ese otro lugar. Decía Einstein “La mente que se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original”.
Hoy por hoy, en estos tiempos de crisis del capitalismo global, la coyuntura de nuestra historia nos desafía a defender lo público como ese espacio de todos, y a pensar el Estado como la herramienta al servicio de la defensa de los derechos colectivos. La derecha nacional esquiva por origen y destino este desafío, y el oficialismo solo concreta parcialmente, omite o cacarea, en vez de profundizar y avanzar en tantos cambios necesarios.
Por eso apostamos a la “insurrección de las conciencias” como primer paso hacia la transformación de la realidad; despertar de la larga siesta del modernismo, aceptar el reto de aquella sentencia de Marx que nos desafía diciéndonos que “Un revolucionario debe ser capaz de oír crecer el pasto”.
A esto los invitamos en este nuevo ciclo de La Vereda que hoy comenzamos. Y es una alegría y una esperanza retomar una y otra vez, y todas las veces que sea necesario, este camino.

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